danielrapiman

Abogado, militante del Partido Socialista.

Thursday, August 12, 2010

Piñera, el Peor Quinto Gobierno de la Concertación.

Los electores de Sebastián Piñera se deben estar preguntando ¿quién es Sebastián Piñera?, porque, conforme pasan las semanas, sus compromisos de desempeño excelente y de que nunca más en Chile… van quedando en el pasado. Junto con reproducir las prácticas de la Concertación en la selección de los cargos, -esto es un cuoteo constante y sonante-, ya están empezando las "pasadas de cuenta" en la “Coalición por el Cambio”.

Los excelentes, terminan recibiendo lecciones en “vivo” de los ciudadanos sobre cómo deben comportarse, y cuáles son los códigos de conductas esperados de personas que ostentan cargos públicos. O peor aún, terminan pidiendo disculpas respecto de conductas que son desatinos de adolescentes en la actividad pública.

Luego, como en las peores cuentas de la política de la Concertación, la vocera de Gobierno se defiende de sus principales adversarios, los Senadores de su “Coalición por el Cambio”. A estas alturas, la oposición ya le tiene lástima a la vocera y considera que siempre es mejor que esté ella a otro personaje, por sus debilidades, naturalmente.

Es verdad que la gente se cansó de las prácticas de la Concertación, pero la capacidad que tiene esta Nueva Forma de Gobernar de profundizar lo peor de la Concertación, es digno de una parodia del “Club de la Comedia”. Lo grave, es que los bienes públicos que administran son tremendamente valiosos como para exponer a la ciudadanía a la incertidumbre de tener autoridades que no saben abordar los problemas.

La situación de los mineros atrapados en la mina San José, no sólo expuso a un equipo de Gobierno amateur, incapaz de dimensionar la tragedia y expectativas que vivían los familiares de las víctimas que aún no sabemos si se encuentran vivos o muertos, sino que expuso en un error sin precedentes, a un Presidente en Democracia ante el grupo de interés del momento y que convoca las miradas y empatía del país entero.

El Presidente arribó en una serie de acciones improvisadas a Copiapó, para estar en “terreno”, ante la mirada de la prensa y la nación, pendiente de los eventos. Al tomar la decisión de encontrarse con las familias de los mineros, la selección arbitraria de algunos de ellos a otros, representó la peor señal de lo que su cargo representa. Toda persona en iguales condiciones, merece igual trato, no hay justificación posible a algo distinto.

A contrario sensu, es mejor ver a la autoridad ser abiertamente enfrentada con un opositor en un momento de crisis, que pretender no enfrentar nada. El Presidente pareció arrancar de sus propios desaciertos, y la de sus asesores, y de sus ministros y de su Nueva Forma de Gobernar.

Las instituciones del Estado merecen cuidado y protección, si los ciudadanos ya no creen en su Presidente, ¿en quién pueden confiar?. Creo que esto es lo que lo convierte en el peor Gobierno de la Concertación, al no ser capaz de cambiar nada, termina haciendo lo que hacían los Gobiernos en Democracia, luego, lo poco que hace, lo hace mal, y por último, termina exponiendo la institución del Presidente del Estado Chileno y del Gobierno al descrédito público lo que pone en riesgo a la Democracia misma. Creo que eso la Concertación, con todos sus desaciertos nunca descuidaría, la Democracia, nuestra verdadera nueva forma de convivir y tomar decisiones.

12 de agosto de 2010.

DRA.

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Tuesday, February 10, 2009

La Zona Zero. La crisis que no conocemos.


El 11 de septiembre de 2001 constatamos atónitos la caída de dos torres que representaban el predominio económico de Estados Unidos que, a su vez, daban cuenta del éxito del mercado como modelo de desarrollo económico.

Desde ese día en adelante, hemos visto como las decisiones de los Estados se han conducido con una irracionalidad que impidió entender lo que significaba esta caída. Paradójicamente, siete años después, la humanidad se enfrenta a un modelo de desarrollo insostenible. La superestructura financiera, incapaz de justificar los procesos de desarrollo económico de miles de millones de individuos, se ve destruido en sus propias ideas fundacionales, hoy injustificables.

Las consecuencias son inconmensurables, y millones de individuos carecen de las certezas que les entregaba el modelo de desarrollo neo liberal, sustentado en la actividad privada, el ánimo de lucro, la selección del mercado, que según se exponía, tendía a la perfección.

La relación de las personas con el mercado, se ha quebrado, y son ellos quienes hoy buscan respuestas del Estado. ¿Podrá el Estado enfrentar estos ilimitados requerimientos de prestaciones, estabilidad y sentido? El nuevo Presidente de Estados Unidos, Barack Obama ha puesto la crisis en su correcta perspectiva histórica, estamos frente a la crisis más grave de la humanidad desde la gran depresión de 1930. Pero ¿qué significa esto?, ¿cuánto afectará nuestras vidas?, ¿cómo afectará a los grupos más vulnerables? Muchas de estas preguntas no tienen una respuesta, son una incertidumbre.
Ya se está poniendo a prueba los requerimientos del Estado, estos no son sólo transferencias de recursos, es el intento de entregar la confianza perdida en el mercado y, dar estabilidad política a los sistemas económicos que se encontraban supuestamente consolidados.

Los capitales se encuentran inquietos, pero activos, naturalmente el ánimo de lucro, se contrapone con las necesidades del Estado de dar una respuesta efectiva al desempleo y los grupos económicamente más vulnerables.

Esta contraposición y falta de responsabilidad de los actores económicos está asociada directamente a la interdependencia que se genera desde el capital y el empleo, y hoy, más que nunca, la transferencia de recursos de lo público a lo privado se encuentra justificada en la necesidad de que la actividad económica no se detenga en su totalidad.

Todo un problema, porque lo público trata de dar salvavidas a la actividad empresarial, pero ésta no tiene y, supuestamente, no puede retribuir a los trabajadores y sus familias de la misma forma. El ánimo de lucro, la supervivencia económica, es más importante que los empleos que se pierden. Naturalmente, las expectativas no son auspiciosas y no se justifica ningún tipo de riesgo.

Este diálogo de sordos, en que el Estado enfrenta la tensión social, y en que la empresa esgrime su libertad económica colocará a los actores en una Zona Zero. En esta Zona Zero no hay diálogo, no hay nada más que hablar, no hay nada más que entregar, no hay solución posible, sólo desasosiego y vacío. El sistema pierde su autoconfianza, el Estado trata de subsidiar esta confianza, la participación del Estado da menos confianza en los actores económicos, hay menos intercambio, no hay crecimiento, y a pesar de los esfuerzos, continuará aumentando el desempleo, ya nada asegura la productividad, radicada en la actividad privada, los mercados comienzan a desabastecerse y se gesta una crisis políticas sin precedentes en el mundo.

¿Podremos salir de la Zona Zero? ¿Podremos decidir construir una nueva estructura que represente una nueva época en las relaciones sociales? Sólo es posible esta nueva construcción si se reconoce el error principal, el error fundacional, el mercado no es perfecto, no lo va ser y no va a constituir la solución a los problemas de la humanidad. Si los defensores del sistema neoliberal reconocen su error, las víctimas de siempre, los más pobres, y los actores económicos que han actuado con desidia e irresponsabilidad podrán encontrarse en la Zona Zero.

Si no es posible reconstruir nuestras relaciones de respeto, y ajustar las expectativas de desarrollo humano, millones de personas no sobrevivirán a la crisis, por las carencias humanitarias básicas esgrimidas en nombre “del libre mercado”.

10 de febrero de 2009
DRA

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Sunday, August 07, 2005

La Gran Ola


Hokusai, La gran ola de Kanagawa,
1823-1829, grabado, Metropolitan Museum of Art, New York.

Me parece digno de pensar la modernidad en ese estado de tensión. En el antes de reventar, y en el de reventarnos la modernidad encima. Hay eso en esta imagen, pero también está la suspensión del tiempo, la suspensión de esa modernidad no terminada.
Pero además está esa puta sensación de qué todo se te viene encima y que no lo podés resistir, y que no queda más que esperar el revolcón aguantarlo, angustiado. Ese del caos de tu relación de pareja, de tu trabajo, de tu familia, del dinero, de todo...
Gracias Hakusai por esta prematura imagen de lo que es nuestra vida, nuestro presente, y hasta que no pase otra cosa, nuestro futuro.